¿Te has enterado de que el cáncer de próstata ocupa el segundo lugar en cuanto a frecuencia entre los hombres? De hecho, se estima que uno de cada ocho hombres recibirá el diagnóstico de esta enfermedad en algún momento de su vida. Por lo tanto, someterse a un examen para detectar el cáncer es la mejor manera de contribuir a un tratamiento adecuado y lograr una recuperación satisfactoria.
Ahora bien, ¿cuáles son los factores que contribuyen al desarrollo de este tipo de cáncer en los hombres? Aunque no existe una causa prevenible claramente asociada al cáncer de próstata, el riesgo de padecerlo depende de diversos factores. A continuación, te proporcionamos más información sobre esta enfermedad. ¡Continúa leyendo para saber más!
La próstata es una glándula forma parte del aparato reproductor masculino, produce un fluido que forma parte del semen. La próstata es de un tamaño aproximado de una nuez y se ubica debajo de la vejiga, frente al recto y se puede palpar mediante un examen rectal.
Factores de riesgo
La edad
Conforme pasan los años la próstata tiende a aumentar de tamaño y esto se denomina hiperplasia prostática y no es lo mismo que el cáncer de próstata. Uno de los principales factores de riesgo es la edad, mientras más edad tenga el hombre la probabilidad de desarrollar cáncer de próstata es mayor.
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Antecedentes familiares
Los factores genéticos pueden jugar un rol importante en esta enfermedad, es así que los hombres con antecedentes familiares de cáncer de próstata tienen mayor probabilidad de desarrollar esta enfermedad. Esto hace que sea importante conocer si algunos miembros de su familia por el lado paterno o materno han tenido cáncer de próstata en su vida.
Síntomas del cáncer de próstata
Aunque algunas personas no presentan síntomas, en algunos hombres puede presentar uno o más de estos síntomas
- Dificultad para comenzar a orinar.
- Flujo de orina débil o interrumpido.
- Micción con frecuencia, especialmente por la noche.
- Dificultad para vaciar la vejiga por completo.
- Dolor o ardor al orinar.
- Sangre en la orina o el semen.
- Dolor persistente en la espalda, las caderas o la pelvis.
- Dolor al eyacular.
Es importante saber que estos síntomas no son exclusivos del cáncer de próstata pueden presentarse en otras afecciones.
Si presenta alguno de estos síntomas es necesaria la visita al médico quien le brindará la atención apropiada. Dos pruebas que se usan de manera muy común es el tacto rectal y la evaluación de antígeno prostático. Otras pruebas que se pueden realizar son los estudios por imágenes. Sin embargo, el estudio de la biopsia de próstata evaluado por un anatomo-patólogo es una de las pruebas principales para el diagnóstico de cáncer de próstata.
Detección y diagnóstico del cáncer de próstata
La detección temprana del cáncer de próstata es de vital importancia para que el médico pueda brindarle un plan de tratamiento apropiado y en caso de ser necesario el médico puede indicarle la realización de ciertos exámenes genéticos
Análisis genéticos
- Existen pruebas para determinar el riesgo de cáncer hereditario
- Se ha determinado que ciertos genes heredados aumentan el riesgo de presentar cáncer de próstata. Asimismo, si un hombre presenta estos genes alterados, pueden pasarlos a su descendencia.
- Pruebas de biomarcadores asociados a tratamiento del cáncer
- Se analiza la muestra de la biopsia tumoral para detectar ciertos biomarcadores o proteínas, con el propósito de ayudarle al médico el mejor tratamiento.
En conclusión, la próstata es una glándula del aparato reproductor masculino que produce fluido seminal. A medida que los hombres envejecen, existe un mayor riesgo de desarrollar hiperplasia prostática y cáncer de próstata. Los antecedentes familiares y la edad son factores de riesgo importantes. Los síntomas como dificultad para orinar, flujo débil, micción frecuente y dolor deben ser evaluados por un médico.
Las pruebas como el tacto rectal y la evaluación de antígeno prostático son comunes, y la biopsia de próstata es fundamental para el diagnóstico del cáncer. La detección temprana y las pruebas genéticas pueden guiar el tratamiento adecuado, y los biomarcadores ayudan en la selección de terapias.
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